sábado, 4 de septiembre de 2010

Hoy toca siempre...

Algo se apagó dentro de mí, y no es que quiera sonar o parecer dramático o fatalista, pero es la verdad. Aunque muchos digan que sólo se murió un escritor más, para mi se murió Germán Dehesa, a mi se me murió un cuate lejano, un amigo desconocido, un cómplice que no sabía que lo era...

No he sido al momento, un aficionado de hueso colorado a la lectura, sin embargo, gozo como enano cuando encuentro algo que alimenta y colorea mi vida de la forma en que sólo un libro o escrito alguno puede hacerlo, y él, así como otros amigos, lo lograba facilmente en mi cada día de la semana, de tal forma y tamaño que, gran parte de mi vida leonesa, la sobrellevé gracias a él y sus palabras, a la intimidad que implicaba contar de su vida que mal que bien compartía, no haciéndonos parte de su vida, sino, al menos yo, haciéndolo parte de la mía, de mi cotidianeidad. Él salvando babosos lasallistas de las lagunas mentales y él muy orondo sin saberlo. Así que este día, no pude pasarlo en blanco.... lo pase en un sinsabor.

En este punto me sentiré muy bien si tú, quien sea que me lees o pasas por accidente por aquí, entiendas que no tan sólo hablo de mis penas personales, sino de esa muerte que, con leves y circunstanciales cambios, nos visita a todos. Se me han muerto ya 2 amigos y con él que no sabía que lo era...3, y ésto es, desde mi interior, extraordinario, estrepitoso, definitivo e irrepetible; en el exterior son tres muertes más como a todos nos ocurren, como en todo mundo han ocurrido; y no es que no queden buenos amigos o escritores o que no haya gente que escriba hasta mejor y con más pasión, pero verán, algún lazo invisible ha de formar la cotidianeidad y la costumbre, que después es casi imposible de romper, de desenredar... de olvidar... o de querer ser olvidado.

-No debiste haberte muerto y los sabes-... sin embargo, parafraseando a Serrat, lo más triste es que ya no tiene remedio...

Creo que un buen remedio para esta pequeña tristeza, lo resulta el mismo veneno que la causó, para estos días de alma lluviosa, un buen remedio es la lectura, e Ibargüengoitia parece una buena medicina. Escribir creo yo, es una buena garantía de no morirse, es una buena forma de inmortalidad.

Germán Dehesa, solía despedirse en su columna de los viernes escribiendo: "HOY TOCA", siempre lo tomé como el permiso que todos debemos darnos, para dejar un poco la tristeza a un lado (ella, como perra fiel no se irá tan fácil), para ser mejor personas con nosotros mismos y con los demás, para permitirnos la felicidad con todas sus consecuencias, con las tardes, con la gente bonita, con la comida, con la espontaneidad del amor, con los amigos... ah los amigos... ese gran tesoro que no merecemos pero que igual disfrutamos...

Hoy es viernes don Germán... "HOY TOCA", hoy toca siempre...

"Duerma bien" don Germán...