domingo, 16 de enero de 2011

La dolorosa dicha

Lunes 13 de diciembre del 2010... noche.


Alguien, no recuerdo quien, escribió alguna vez que, "cualquiera puede soportar cualquier dolor... menos quien lo padece". Yo creo que esta sentencia tiene algo de cierto y no, ya que depende de que tipo de dolor sea el que se haya presentado; por ejemplo, a mi me está ajerando un mugrosa gripa, que no por mugrosa deja de limitar mi infinitas capacidades para el bien (sólo es un decir), por lo que ahora puedo decir que enfermo y todo, me siento del todo bien... me explico. Si bien es cierto que con dolores articulares (muchos y muy fuertes), llegué a mi querida cueva cerrera, también he de decir que una vez llegado, comenzó casi casi mi trasfiguración (a ver si no me cae un rayo), los dolores no se habían ausentado ni por poquito, pero ahora me agradaban más que dolerme, o me agradaba que me dolieran, no lo sé, el caso es que viendo cercana la hora de encamarme con un previo tecito, todo me resultaba en dicha, y es que también como dijo un escritor y filósofo llamado Emile Chartier "el dolor quiere ser contemplado, o bien no es totalmente sentido".

Como sea que fuere, el momento cumbre de este extraño y tonto pasaje, fue un baño con agua más que calientita, fue como regresar a mi universo amniótico, todo desapareció... solo había cubriéndome una calidez inusual para mi, y es que, si de por si la regadera me resulta una bendición moderna y cantarina, hacerlo enfedbito, boquiento, con agua caliente y que todo mal desaparezca... digo, es de agradecerse. Pero como la regadera no duraría mucho, y es que tampoco es cosa de andar desperdiciando agua, terminada ésta, se procedió a atender los maternales consejos, los cuales consisten en embadurnarse no menos de 3/4 partes del cuerpo con Vick Vaporub, y así pues, el pasaje de dicha dolorosa, sucumbió con un ataque de fiebre que nos impidió pegar pestaña.


Martes por la mañana...

Amanecí todo chinguiñoso (no, no es grosería), para beneplacito de algunos, tenía ganas de borrarme del mapa, pero a tanto no llega mi valentía o cobardía según se vea; por lo que decidí entablar una cruenta batalla conmigo mismo, en la desición de si ir o no a trabajar, y es que, con estos fríos no se puede trabajar. Yo no estoy preparado para este desgraciado frío, lo siento como una afrenta algo personal. Como defensa para no ir al trabajo, tenía mi naciente gripita, que aunque en pañales, pero ah como daba lata, y con ello, el hecho de que yo tendría que estar en mi camita rodeado de hermosas mujeres que me llamaran “amito”, “panecito de dulce”, “destello del Edén”, “cotzito”, qué se yo. Me gustaría estar tapado hasta las narices y degustar sin mover yo las manos las más delicadas viandas y los postres más exóticos.

Ya en alguna otra ocasión, para un servicio similar solicité a una tañedora de cítara, pero como esa plaza quedó desierta, ahora con que medio toquen la guitarra y sean afinaditas, me doy por bien servido, siempre y cuando no sean gangosas, que para eso, me basto yo con mis boquitos. Y ya encarrerado el ratón y si no fuera mucho pedir, le solicitaría a una de estas damiselas me hiciera piojito en la espalda o al menos, molinillo en mis dedos gordos (¿pues dónde pensaron?)

Hace tiempo, escuché por accidente y sin prestar mucha atención que, en lo que hoy es el actual Michoacán, las doncellas poseían largas pestañas rizadas y que con éstas sabían acariciar al hombre hasta llevarlo a la tierra prometida. Si por ahí quedara alguna de estas pestañonas, me encantaría que me contactará (con las pestañas), para de inmediato asignarle su plaza. No crean que impedido por la gripa, uno deja de sentir gozo, o que nada más lo estoy pidiendo a lo buey, no. En fin, fuera del gozo de ayer noche, la verdad, es que me pudre estar enfermo, pero más me pudre estar enfermo y tener que trabajar, pero pues ni modo, no hay suerte pa'l hombre honrado.


Como quiera que sea, trato de mantener mi alegría intacta, y mientras tanto ps a darle, sólo me queda ir a trabajar, lo cual casi para cualquier mexicano esto último suena como maldición bíblica, pero pues ni modo, habrá que cerrar el año dándole, al trabajo claro. 

En fin, ya sólo me resta dar las gracias a unas cuantas amistades, de esas invaluables y que aunque no todas se hicieron presentes en este viacrucis mocal, es gracias a ellas que estoy bien, de hecho, el sólo saber ésto, me pone muy contento y muy lleno de agradecimiento al Creador y a sus criaturas. Tan gozoso me sentí, que me permití escribir esta sarta de tonterías con el mero fin de pedirles que no se dejen abatir por las enfermedades respiratorias o almatorias o lo que sea que se deje venir en lontananza de nuestros sentimientos y nos ponga cabizbajos, que no permitan que les secuestren la sonrisa y que celebremos todos juntos la inédita emoción de estar vivos a la mitad de estos tiempos tan fríos y tan poco estimulantes. Ésta pequeña y sencilla razón, es la culpable de todo este rollote griposo.

También es mi razón decirte, a quien sea que lees esto, que te cuides, que te abrigues, y que te abrazo... nada es tan gratificante como un buen, gran y sincero abrazo...

Te abrazo mucho, harto.